lunes, 17 de mayo de 2010

Curso de liturgia I (*)

Nociones generales

En breves palabras se puede decir que la liturgia 1 es el conjunto de ceremonias y de ritos, por medio de los cuales la Iglesia expresa y manifiesta su religión para con Dios. Se entiende por ceremonia un acto litúrgico; rito es el modo según el cual se lleva a cabo este acto. A menudo estas dos cosas se toman indistintamente una por otra..

Las leyes que presiden al ejercicio de la liturgia son las rúbricas 2.

La Iglesia concede gran importancia a la observancia de las rúbricas, como lo prueba este canon del concilio de Trento: «Si alguno pretende que las ceremonias recibidas y aprobadas en la Iglesia católica y em-pleadas en la administración de los sacramentos, pueden ser, sin pecado, despreciadas u omitidas según el capricho de los ministros, o cambiadas por otras nuevas: sea anatema» 3. Les da esta importancia porque las rúbricas mantienen la dignidad y uniformidad en el culto divino, conservan íntegro el dogma católico y muestran la unidad de fe, esperanza y caridad que une a todos los fieles en una misma familia. «Daría hasta la última gota de mi sangre por la mínima práctica de la Iglesia» (Santa Teresa).

Historia de la liturgia

La liturgia, como la religión, data desde el origen del mundo.

LA LITURGIA EN LA LEY ANTIGUA

Los principales actos litúrgicos que se hallan en el régimen patriarcal son los siguientes: Caín y Abel, primeros hijos de Adán ofrecen sacrificios al Señor; el uno ofrece los frutos de la tierra, el otro los productos de su rebaño. Enós da una forma rudimentaria al culto de Dios. Al salir del Arca, Noé inmola en acción de gracias algunos de los animales puros, que por orden de Dios había conservado en mayor número. Abraham, Isaac y Jacob ofrecen sacrificios de animales; dedican al Señor los lugares en que se había manifestado su presencia; levantan piedras en forma de altar y sobre ellas derraman aceite, como hoy día, para hacerlas dignas de recibir la majestad de Dios. En aquellos tiempos, no sólo hubo altar, sino que hasta el sacrificador futuro se mostró con anticipación: un rey pontífice ofreció el pan y el vino, materia del acto litúrgico por excelencia.

Dios mismo fue quién reveló a los hombres estas diversas prácticas litúrgicas. Esto lo sabemos por: 1º los caracteres precisos y determinados que se desprenden de estas diversas prácticas, las cuales se reproducen siempre con las mismas formas. 2º el testimonio del mismo Dios, que alaba a Abraham por haber guardado sus preceptos y sus mandatos y por haber observado sus ceremonias y sus leyes. En la ley mosaica la liturgia sale de la infancia y toma una forma determinada que debe guardar hasta la venida del Redentor. Dios se escoge un cuerpo sacerdotal; llena de su espíritu a Beseleel y Ooliab para fabricar los instrumentos del culto y las vestiduras sacerdotales; y prescribe a Moisés todo lo concerniente a los sacrificios, fiestas y ceremonias.

La legislación mosaica no contenía todas las prescripciones litúrgicas, pues varias se conservaban por tradición. Se pueden citar entre otras, el cántico gradual, la oración siete veces al día y a media noche, la unción de los reyes, etc. La liturgia mosaica fue perfeccionada por Nuestro Señor Jesucristo, cuya venida preparaba y cuya vida bosquejaba. 1º Cumplió sin dejar una tilde las prescripciones litúrgicas de Moisés. 2º Instituyó, la víspera de su muerte, el sacrificio eucarístico centro de la liturgia. 3º Invistió a los Apóstoles de los poderes necesarios para completar su obra a través de los siglos.

LA LITURGIA EN LA LEY NUEVA

En la Iglesia, los principales ritos litúrgicos se remontan a los tiempos apostólicos. Tales son entre otros: el sacrificio eucarístico, el altar, las luces, la colecta, la lectura de las epístolas y evangelios, la oblación del pan y del vino, el prefacio, el Sanctus, el canon, el Pater, el ósculo de paz, etc. Los Apóstoles no determinaron todas las prescripciones litúrgicas, sino que ellos fijaron solamente los puntos fundamentales: y después cada siglo ha ido completando el ciclo litúrgico. Las prescripciones litúrgicas se conservaron durante los primeros siglos por medio de la Tradición.

Hasta nosotros han llegado ciertas colecciones antiguas de estas tradiciones, como las refundidas en la obra Constituciones Apostólicas, la cual si bien parece escrita a fines del siglo IV o a principios del V, contiene documentos litúrgicos antiquísimos, según opinión de eminentes liturgistas. La liturgia apostólica ha tomado en el transcurso de los siglos el nombre de liturgia romana porque ha sido conservada y constantemente acrecentada por los pontífices romanos 4.

Diversas clases de liturgias

Las liturgias se dividen en dos clases: las liturgias orientales y las liturgias occidentales.

Liturgias orientales

Las principales liturgias orientales son las siguientes:

1ª La Liturgia de Santiago, o de Jerusalén, atribuida a Santiago el Menor, que sirvió para formar las demás liturgias de Oriente. No es seguida hoy en día sino en la Iglesia de Jerusalén.

2ª La liturgia de San Marcos, o de Alejandría, muy antigua, desarrollada y completada por San Cirilo de Alejandría (siglo V). Fue seguida en Egipto hasta la época de los eutiquianos y después del concilio de Calcedonia, por los melquitas católicos hasta el siglo XI2I, época en que adoptaron la de Constantinopla 5.
3ª La liturgia de San Basilio, adoptada antiguamente con modificaciones por varias iglesias de Oriente.

4ª La liturgia de San Juan Crisóstomo o de Constantinopla 6, seguida en nuestros días en varios patriarcados de los griegos unidos y separados, y también, pero en lengua eslava o georgiana, entre los búlgaros, georgianos y rusos.

5ªLa liturgia de los Armenios, tomada en gran parte de la de San Juan Crisóstomo, y atribuida comúnmente, tal como existe hoy día, a Juan, patriarca armenio del siglo V. 6ª Las liturgia de los Maronitas, escrita en sirocaldeo, las cuales, aunque son catorce, no constituyen en el fondo sino una sola liturgia.

Liturgias occidentales

Las principales liturgias occidentales son las siguientes:

1ª La liturgia romana, cuyos orígenes se remontan a San Pedro, y cuyas compilaciones más antiguas se encuentran en los Sacramentarios. En la forma que los poseemos, estos libros se remontan respectivamente a los siglos VI-VIII.

2ª La liturgia ambrosiana, atribuida principalmente a San Ambrosio y seguida en la Iglesia de Milán.

3ª La liturgia mozárabe o gótica 7, compilada y completada por San Leandro y principalmente por San Isidoro su hermano, obispos ambos de Sevilla en los siglos VI y VII. Se asemejaba a la liturgia galicana. Se siguió en España hasta fines del siglo XI en que fue reemplazada por la liturgia romana, si bien aún se observa hoy día en una capilla de la catedral de Toledo y en otras 6 parroquias, por concesión del Papa Julio II hecha al cardenal Cisneros en 1508.

4ª La liturgia galicana, seguida en las Galias y otros países de Occidente hasta los reinados de Pipino y Carlomagno (siglos VIII y IX), quienes ordenaron, tanto para remediar abusos como por respeto a la Iglesia romana, que se tomase el sacramentario Gregoriano.

Esta liturgia fue, andando el tiempo, más o menos mezclada con nuevos ritos que dieron lugar a liturgias particulares. En 1568, el Papa San Pío V ordenó que se volviese a la unidad romana y no dejó subsistir sino las liturgias que contaban a la sazón 200 años de existencia. Pero en los siglos XVII y XVIII aparecieron en ciertas diócesis nuevas divergencias que dieron ocasión a que se perdiese el uso del privilegio concedido por San Pío V. En el pontificado de Pío IX fue cuando desapareció esta peligrosa disparidad y se efectuó la vuelta a la liturgia romana. Al presente sólo subsiste en Francia la liturgia de Lyon conservada parcialmente por indulto.

La liturgia que debe seguirse en Occidente es la liturgia romana, salvo concesión especial del Sumo Pontífice. En virtud de esta concesión, varias órdenes religiosas han conservado sus liturgias particulares, que tenían 200 años de existencia en la época en que San Pío V publicó su bula (dominicos y cartujos).
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1 Liturgia, del griego leiton, público; ergon, obra, función. Acto público.

2 Rúbrica, del latín rubrica, rojo. Se llaman así porque antiguamente se escribían, y suelen escribirse aún con tinta roja, para distinguirlas del texto.

3 Dz. 856.

4 Entre los pontífices romanos que más especialmente han trabajado, en el acrecentamiento y propagación de la liturgia, romana, se distinguen los siguientes:

SIGLO II. San Sixto I (119-128) ordenó que los vasos sagrados no fuesen tocados sino por los ministros, y confirmó el uso de cantar el Sanctus en la misa. San Telesforo (128-138) estableció la misa de media noche en Navidad, e introdujo el Gloria in excelsis en la misa. San Víctor I (186-200) fijó definitivamente en Domingo la celebración de la fiesta de la Pascua. SIGLO III. San Esteban I (253-257) prohibió a los sacerdotes y diáconos el servirse para usos comunes de los hábitos que usaban en el altar. San Félix I (269-274) recomendó celebrar el santo sacrificio sobre los sepulcros de los mártires. SIGLO IV. San Silvestre I (314-335) ordenó que el santo sacrificio fuese celebrado sobre un paño de lino, que el diácono estuviese revestido con la dalmática, y dio reglamentos para la consagración del santo crisma y para las ceremonias del bautismo que se debían suplir en los que habían recibido este sacramento en caso de enfermedad. San Dámaso I (366-384) compuso varios himnos en alabanza de los santos, y fijó las epístolas y evangelios del ciclo litúrgico. En su pontificado hizo San Jerónimo la traducción de los Libros Sagrados, llamada Vulgata. SIGLO V. San Celestino I (421-432) introdujo el Introito y el Gradual en el oficio de la misa. San León I (439-461) perece ser quien compuso varias piezas litúrgicas, que le han hecho atribuir el Sacramentario llamado leoniano; añadió al canon de la misa estas palabras: Sanctum sacrificium, immaculatam hostiam. San Gelasio I (492-496) es reputado por muy solícito por la liturgia, por lo que se le ha atribuido el Sacramentario que lleva su nombre, aunque no ha llegado hasta nosotros sino en forma más reciente. SIGLO VI. San Gregorio Magno (590-604) coordinó las oraciones y ritos instituidos por sus predecesores, les dio una forma que en muchos puntos no ha variado y se ha conservado hasta nuestros días; fijó las estaciones de las basílicas de Roma; mejoró el canto litúrgico, que ha conservado su nombre; estableció que se dijera en la misa nueve veces Kyrie eleison y Christe eleison; y Alleluia todos los domingos, excepto desde Septuágesima hasta Pascua; añadió al canon de la Misa estas palabras: Diesque nostros in tua pace disponas, colocó el Pater inmediatamente después del canon y, finalmente, dejó en toda la liturgia la impresión duradera de su actividad. Hay que atribuirle también gran parte en la composición del Sacramentario que lleva su nombre. SIGLO VII. San León II (682-683) reguló la salmodia y reformo el canto eclesiástico. San Sergio I (687-701) introdujo el Agnus Dei. SIGLO VIII. Esteban III empezó a introducir la liturgia romana en Francia, a donde envió doce chantres para que enseñasen las tradiciones del canto gregoriano y las ceremonias romanas. Adriano I (772-795) restableció la pureza de las melodías gregorianas y estableció dos escuelas de canto, una en Metz y otra en Soissons. SIGLO IX. Adriano II (867-872) prescribió que se cantase en las misas solemnes una prosa o secuencia antes del Evangelio. SIGLO XI. Benedicto VIII (1012-1024) aprobó y patrocinó el método de notación de Guido de Arezzo. San Gregorio VII (1073-1085) introdujo la liturgia romana en España, estableció el número y el orden de los salmos, lecciones y responsos del oficio canónico. SIGLO XIII. Urbano IV (1261-1264) estableció la fiesta del Santísimo Sacramento cuyo oficio fue compuesto por Santo Tomás de Aquino. SIGLO XIV. Juan XXII (1316-1334) salvó el canto litúrgico amenazado de total ruina por el discante, o sea, por un canto a varias voces siguiendo los modos gregorianos y que tendía a absorber y a hacer desaparecer totalmente, por raras y caprichosas inflexiones la majestad y suavidad de las piezas antiguas. SIGLO XVI. A raíz de la invención de la imprenta, se hizo una revisión y ediciones correctas de todos los libros litúrgicos. Los Papas trabajaron con actividad en esta obra, que los Padres del Concilio de Trento no pudieron sino ordenar y comenzar. Entonces fue cuando aparecieron en su forma casi definitiva las rúbricas del misal y del pontifical, arregladas durante el gobierno de varios Pontífices por la solicitud de Burchard, maestro de ceremonias de los papas Sixto IV, Inocencio VIII y Alejandro VI. San Pío V (1566-1572) publicó el breviario y el misal conforme a los deseos de los Padres del concilio de Trento y los hizo obligatorios para la Iglesia universal y para toda orden religiosa cuyos libros litúrgicos no tuviesen 200 años de existencia. Gregorio XIII (1572-1585) publicó el martirologio. Sixto V (1585-1590) estableció la Congregación de Ritos. Clemente VIII (1592-1605) publicó el pontifical romano, el ceremonial de los obispos y dio a luz una nueva edición del misal romano. SIGLO XVII. Paulo V (1605-1621) publicó el ritual romano. SIGLO XVIII. Benedicto XIV (1740-1758) publicó una edición del martirologio y del ceremonial de los obispos. SIGLO XIX. Pío IX (1846 1878) restableció la unidad, obra en la que le ayudó poderosamente Don Guéranger, abad de Solesmes. León XIII (1878-1903) ordenó una nueva revisión de los libros litúrgicos de los que mandó publicar ediciones típicas. Por fin, San Pío X dio un Motu propio para extirpar los abusos que se habían introducido en el canto eclesiástico y reformó el breviario.

5 Los coptos, antiguos jacobitas (liturgia de Santiago el Menor), siguen en nuestros días la liturgia de San Marcos, escrita no en griego, sitio en árabe, después de haberlo sido en egipcio.

6 Esta liturgia considerada como de tradición apostólica llevó hasta el siglo VI el nombre de Liturgia de los Apóstoles.

7 Liturgia mozárabe. Se llama gótica porque aunque de tradición apostólica, fue notablemente aumentada por los Padres de la Iglesia visigoda; y mozárabe porque después de la invasión de los árabes la observaron no sólo los cristianos independientes sino también los que vivían bajo la dominación de los árabes, que, por eso se llamaban morázabes: de mixti arábibus, myxtárabes, cristianos mezclados con los árabes, y por corrupción, mozárabes.

8 Y también se suele incluir en el número de estos libros el ceremonial de los obispos, que contiene las ceremonias que deben observarse en las catedrales y colegiatas, y en parte en las demás iglesias.
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(*) Edición digital de Stat Veritas ,Textos compilados y corregidos por el R.P. Jesús Mestre Roc,
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