martes, 18 de mayo de 2010

El estado actual de la catequesis (I)


La catequesis (I)

[Introducción Breve sobre el propósito del blog]

El lamento de los presidentes de aquella asamblea general de la Adoración Nocturna, resultó unánime. Siendo mi primera asistencia a este género de eventos y dado que era un adorador novato, creí que lo mejor que podía hacer alguien como yo, que aún tenía que aprender hasta lo más elemental, era escuchar; tal vez por esto caló en mí espíritu la repetida aflicción que brotaba de sus labios: Faltaban jóvenes en los turnos de adoración y no habiendo renovación generacional, muchos grupos se extinguían, luego de tres, cuatro o más décadas ininterrumpidas de vigilias nocturnas.

Aquel dolor, expresado de forma invariable, también llegó a lastimar la médula de mis huesos. Pero ¿Que podía hacer un hombre maduro y gran pecador, a quien el Buen pastor acababa, como quien dice, de traer a su Redil? Empecé a meditar entonces sobre la cuestión, desde mi experiencia,en primer lugar, pidiendo la Luz del Espíritu Santo; amplié mis propias reflexiones con las aportaciones de muchas lecturas y finalmente, quise hacer público el resultado de mis escritos, para el aprovechamiento de toda la Iglesia,- si se encuentra en mis artículos algo de verdad y aprovechable-. Consideré que la forma más sencilla de hacerlo sería a través de un blog, herramienta que me permitiría, no sólo ir editando a mi ritmo, sino también alimentarme con aquellos comentarios provechosos que los futuros lectores quisieran aportar.

Ya al comienzo de mi meditación, percibí de inmediato, que aquella desazón de los adoradores no era una circunstancia exclusiva de ellos, sino que atañía a muchísimos movimientos,institutos,órdenes y parroquias, en fin, a toda la Iglesia, al menos en occidente. De cualquier manera, no le hizo falta a mi modesto intelecto, un ejercicio excesivo para llegar a una convicción tan obvia y que todo el mundo advierte. Pero ciñéndome al detonante de mi meditación:La Adoración Nocturna, seguidamente me hice estas preguntas ¿Cómo van a adorar, sin amar? ¿Cómo pueden amar, sin comprender lo que aman? ¿Cómo pueden comprender, sino se les explica lo que deben creer, esperar y hacer? De aquí surgió el primer tema que voy a tratar en los siguientes artículos: El estado de la catequesis. Porque, salvo milagro sobrenatural, si la catequesis no enseña de forma orgánica e íntegra toda la doctrina que debemos creer, es imposible entender; o si enseñando de forma orgánica, pero plegándose a la perversa moda de lo políticamente correcto, huelga hablar, por ejemplo, de la verdadera presencia del cuerpo, alma, sangre y divinidad de Cristo bajo las especies del pan y el vino consagrados, explicando a los catecúmenos,en cambio, este misterio, como una especie de símbolo de la unidad de la asamblea, sin incidir en la presencia real de Cristo, resultará muy improbable la captación de la verdad o intellectus fidei. ¿Quién podrá adorar al símbolo de la unidad de una reunión? “El cristianismo es creer; el creer implica doctrina, la doctrina implica proposiciones”, dijo el cardenal Newman. Por lo tanto, sólo si los catecúmenos comprenden la grandeza de lo que creen y esperan, pueden amar a Cristo y adorarle.

Mas encontré muchas sombras en la práctica catequética que dificultaban la culminación lógica de ese proceso:aprender, comprender, amar, adorar. De estas deficiencias escribiré en los siguientes artículos, si es la voluntad del Señor.

Parecidas preguntas me hice en relación a la situación de la moral,la escuela y la universidad católica, la liturgia, el sacerdocio, las órdenes religiosas, etc. Viendo muchas dificultades actuales en todos estos temas, decidí ampliar el blog también a estos asuntos, una vez haya finalizado el rubro de la catequesis, pues la reforma de ésta, me pareció de más prioridad; no en vano afecta al futuro próximo de nuestra Iglesia, porque los niños y adolescentes de hoy serán los que nutran los institutos, movimientos, etc., mañana.

Me quedaba, tan sólo, encontrar un nombre al blog que expresara la misión que me propongo. Dí con él en el capítulo 5 de San Marcos. Allí, Jairo le suplica a Jesús: “Mi hija está a punto de morir, ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve” (Mc 5,23). Viendo la numerosa apostasía de los cristianos de nuestro tiempo y la generalizada tibieza existente, incluso, entre no pocos presbíteros, religiosos y obispos, me pareció esa niña moribunda una imagen de la misma Iglesia. Algunos no desaprovechan las oportunidades de atacar al Cuerpo Místico a tiempo y a destiempo, adjetivándose a sí mismos católicos, sin el más mínimo sonrojo; para éstos está acabada, confundiendo el más profundo deseo de su subconsciente, con la realidad; por eso dicen :“Tu hija ha muerto ¿A qué molestar ya al Maestro” (Mc 5,35b),más para El Señor sólo está dormida, demasiado laxa “La niña no ha muerto está dormida” (Mc 5,39b).Sólo Tú, Señor y Dios mío, puedes despertarnos de este letargo, para que uniéndonos como sarmientos a Ti, que eres la Vid, podamos dar verdadero fruto. “A ti te hablo niña levántate”(Mc 5,41)- Puella surge,Talitha qumi- dijo Cristo Jesús a la joven y “la muchacha se puso a andar, pues tenía doce años”(Mc 5,42) ¡Levántate niña, mi Cuerpo Místico, y se fiel, en la catequesis y en todo!, nos quiere decir hoy el Hijo eterno del Padre.

El título del blog en latín - puella surge - se debe, por una parte, a mi particular apreciación por esa lengua, de la que soy un aprendiz y por otra, para que mostrando mi debilidad con el gusto de estos cultismos, todo lo bueno del blog sea comprendido como obra del Señor y todo aquello errado y fútil, sea achacado a mi torpeza y fragilidad.

Por último,ruego a Cristo a través del Santísimo Corazón de su Madre, que cuando acertare a decir la verdad, con el auxilio de su gracia,sea siempre en la caridad. Sin más, comenzamos la reflexión sobre la situación de la catequesis, en el día de la Ascensión del Señor,del año 2010.

La catequesis desde el Concilio Vaticano II hasta hoy


En 1983, Benedicto XVI, por entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de Fe, se trasladó hasta Francia para pronunciar una conferencia en París y otra en Lyón, sobre el estado de la catequesis.

En sus discursos no ahorró duros calificativos por el abandono de la pedagogía católica tradicional. De“ miseria de la nueva catequesis” tildó la situación que había cristalizado con la promulgación del catecismo Pierre vivantes, en 1982, texto que no había obtenido la aprobación de la Santa Sede. No fue el único catecismo donde se habían detectado errores graves, omisiones escandalosas y ambigüedades intencionadas.

Con anterioridad, la repercusión del Catecismo holandés había extendido la corrupción doctrinal en muchas partes de la Iglesia. Hasta tal punto era heterodoxo, que habiéndolo introducido el episcopado en las escuelas públicas, no fueron pocos los padres que cumpliendo con su obligación de custodiar el deposito de la fe, se enfrentaron a párrocos y obispos, llegando, algunos, hasta el punto de retirar a sus hijos de la enseñanza religiosa ofertada. El Catecismo holandés no fue suprimido definitivamente hasta 1980, y sólo, tras la celebración de un sínodo extraordinario de los obispos holandeses en Roma, bajo la presidencia de Juan Pablo II. Italia, España y el resto de países tradicionalmente católicos de occidente, en general, no diferían mucho de la situación holandesa o francesa.

Ratzinger reprobó al episcopado francés, que“ algunos textos bíblicos sean seleccionados por ser considerados más próximos a la sensibilidad contemporánea; otros, por el motivo opuesto, son dejados de lado. Por lo tanto, no hay más catequesis que sea formación global para la fe, sino reflexiones y temas de experiencias antropológicas, parciales y subjetivas”. El Prefecto apuntaba directamente al problema, sin rodeos. No cabe duda de que trababa de frenar una extendida y ya muy dominante opinión que ofrecía por doquier un dogma y una moral rebajadas y que amenazaba a la misma esencia de la misión de la Iglesia, al negar a sus más tiernos fieles, en la práctica, el acceso al dogma de siempre.

A los nuevos catecúmenos se les enseñaba en muchos sitios, que María era “una joven palestina que Dios había escogido para ser la madre de Jesús”, sin mención de la Inmaculada Concepción, de la virginidad o de la maternidad divina; o que la Ascensión es una metáfora, pues ascender a los cielos, según Pierre vivan, “es una imagen para decir que Él está en la alegría del Padre”.Tratando de evitar cualquier conflicto con la mentalidad moderna, la Eucaristía era reducida a memoria; la Resurrección se presentaba como un hecho pneumático que tuvo lugar en la fe de la comunidad y la resurrección de los muertos se explicaba como algo que se cree, pero que carece de realidad histórica, es decir, se acababa con el dogma de la resurrección de la carne.

Ante las enormes carencias que se daban en la formación de la fe y seguramente, también por la falta de coraje para defender el depositum fidei de algunos obispos, mientras otros se mostraban vehementes militantes contra la Tradición, Ratzinger confesó en uno de sus discursos: “ Fue un primer y grave error suprimir el catecismo declarándolo superado. El hecho de que haya sido una decisión generalizada, en estos años, no impide que haya sido errónea, o por lo menos, apresurada”.

Sin embargo, no fue hasta treinta años después de la apertura del Concilio Vaticano II, en 1992, cuando la Iglesia se dotó de un nuevo Catecismo, bajó el pontificado de Juan Pablo II, para que sirviera de referencia a los catecismos o compendios que se prepararan en las diversas regiones. En esas tres décadas, no fueron pocos los cristianos formados de forma deficiente, cuando no, con conceptos heréticos en el más grave de los casos. Un resultado apreciable a simple vista, es la existencia de una inmensa muchedumbre, necesitada o de una evangelización kerigmática, o de un catecumenado adecuado, o de ambos.

Pero podemos preguntarnos lo qué ha ocurrido después de la publicación de este , a mi entender, magnífico Catecismo. Aunque para responder a esta pregunta, tendremos que interrogarnos previamente sobre el valor normativo del mismo, es decir, sobre su capacidad de obligar. Dice Fidei Depositum (Publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, 11.X.92) : “Este Catecismo no está destinado a sustituir los catecismos locales aprobados por las autoridades eclesiásticas, los obispos diocesanos o las Conferencias episcopales, sobre todo si han recibido la aprobación de la Sede Apostólica”.

A cualquier cristiano que haya vivido en aquellos años confusos, no le pasará desapercibido, que si bien la Santa Sede rechazó el texto francés y suprimió el holandés, ambos ejemplos extremos de heterodoxia, en cambió toleró muchos, que cuanto menos, tenían importantes omisiones y enfoques exegéticos discrecionales o presentaban una selección subjetiva de las verdades cristianas, callando sobre otras; el resultado de ceder una amplia competencia a obispos y Conferencia, favoreció, de facto, la permisividad hacia muchos textos que siguieron vigentes. Si añadimos, además, la proliferación de las adaptaciones emanadas de las distintas comisiones pastorales de las iglesias locales, ordenes religiosas, etc., pues estos manuales eran los que finalmente llegaban a las manos de los catequistas y catecúmenos, percibiremos, de pronto, que el problema suscitado entonces, todavía no se ha solucionado, aunque la situación haya podido mejorar, allí donde los obispos hayan ejercido su ministerio de custodiar el depósito de la fe.

Los problemas pendientes de resolver

A mi modesto entender, el problema de actual catequesis no es uno, sino que son siete, al menos: Una praxis que carece, con frecuencia, de un todo orgánico. La errónea comprensión del concepto “jerarquía de verdades”, dándole un sentido distinto a la Dei Verbum. El uso de una exégesis bíblica errada en la catequética. El falso conflicto entre dogma y experiencia. El abuso de lo metafórico, como explicación de todo lo que repugna a la mentalidad modernista. La transmisión de “valores” con fines casi exclusivamente sociales. El desprecio por la didáctica tradicional.

Sobre cada uno de estos problemas, si Dios quiere, iré escribiendo un artículo desde mis propias reflexiones, surgidas a la luz de la Escritura y la Tradición, así como de mi experiencia y lecturas.

Bibliografía:

*Iota Unum, de Romano Amerio
*A fé enm crisse? O Cardenal Ratzinger se interroga, de Joseph Razinger y Vittorio Messori
*Fidei Depositum (Publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, 11.X.92)
*Discussions and Argument, Jhon Henry Newman
*Catecismo de la Iglesia católica: ideas directrices y temas fundamentales, de Chistoph Schörn
*Catecheisi tradendae, de Juan Pablo II
*El Catecismo de la Iglesia Católica: ideas, directrices y temas fundamentales, de C. Schönborn
*Dei Verbum, Documencos del Concilio V. II, B.A.C
*Directorium Cathecheticum Generale

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